Insomnio

El insomnio es el trastorno del sueño más frecuente y uno de los que mayor trascendencia sanitaria y social tiene. La persona con insomnio se queja principalmente de su insatisfacción con la calidad y/o cantidad del sueño, esta insatisfacción puede darse por la dificultad que tiene para quedarse dormido o para mantener el sueño a lo largo de la noche, así como volver a dormirse tras despertarse temprano en la mañana.

 

Síntomas

Casi siempre se presenta asociado a fatiga diurna y alteraciones del humor tales como irritabilidad, disforia, tensión, indefensión o incluso estado de ánimo deprimido. Suelen presentar quejas físicas, típicamente gastrointestinales, respiratorias, dolores de cabeza, y dolores no específicos.

Efectos en la salud:

  • Escaso nivel de concentración
  • Disminución del nivel de Calidad de Vida
  • Aumento de la aparición de Depresión, Ansiedad y otro tipo de enfermedades
  • Disminución de la calidad del trabajo, aumento de olvidos y errores
  • Aumento de la utilización de los sistemas de salud
  • Fatiga diurna o somnolencia
  • Irritabilidad

 

Tipos

  • Insomnio a corto plazo:  Dura menos de tres meses y generalmente está asociado con el estrés o situaciones que interrumpen el ciclo normal de sueño (jet lag o turnos rotarios) A menudo se resuelve cuando se elimina o se aborda el factor estresante.
  • Insomnio a largo plazo o crónico: Dura más de tres meses y ocurre al menos tres noches por semana. El insomnio crónico se asocia con un mayor riesgo de desarrollar problemas médicos significativos

 

Casusas del insomnio

Muchos factores pueden afectar al sueño. Los dividimos en los que pueden causar insomnio de forma puntual y los que están asociados con el insomnio a largo plazo.

  • Factores predisponentes:
    • Cambios en el entorno: temperatura, luz, ruido.
    • Pérdida de un ser querido, divorcio o perdida de trabajo.
    • Enfermedad reciente, cirugía, aparición de dolor.
    • Uso o retirada de estimulantes (cafeína), alcohol u otras drogas.
    • Trabajo a turnos: Las personas con turno nocturno suelen tener problemas de sueño. Pueden padecer adormecimiento en el trabajo o en el camino de regreso a casa por la mañana. Estos problemas pueden solucionarse durmiendo a la misma hora todos los días, incluyendo el fin de semana, durante varias semanas.
  • Factores perpetuantes: Se relacionan, sobre todo, con el miedo a no dormir y con las creencias y comportamientos no adaptativos (con el consiguiente desarrollo de hábitos erróneos) en relación con el sueño.
    • Problemas de salud mental, como la ansiedad o la depresión, y el trastorno de estrés post-traumático.
    • Alteraciones neurológicas como el Parkinson o el Alzheimer.
    • Apnea del sueño y síndrome de las piernas inquietas.
    • Uso de medicaciones.
    • Patrones irregulares de sueño.

 

Diagnóstico

  • Diario de sueño: Para conocer tus patrones de sueño, el profesional de la salud que te atienda puede pedirte un registro de las horas de sueño (incluido el tiempo que pasa en la cama y el tiempo que realmente pasa durmiendo) durante una o dos semanas.
  • En otras ocasiones se pueden usar test y pruebas para realizar el diagnóstico y comprobar las causas del insomnio:
    • Polisomnografía: Es una prueba indolora que utiliza sensores que se adhieren a su cuerpo para registrar el movimiento, la actividad cerebral, la respiración y otras funciones fisiológicas. Esta prueba se puede usar cuando se sospecha un trastorno del sueño subyacente.
    • Actigrafía: Registra la actividad y el movimiento con un monitor o detector de movimiento, utilizando un dispositivo similar a un reloj que se lleva en la muñeca durante el día y la noche. La grabación se lleva a cabo durante una o dos semanas en el hogar para recopilar estimaciones sobre cuánto y a qué hora duerme.
    • Prueba de apnea del sueño en el hogar: Se colocan sensores en la cara y en un dedo, y se coloca un cinturón alrededor del pecho para determinar si los cambios en la respiración y los niveles de oxígeno durante la noche están relacionados con la falta de sueño del paciente.

 

Cuidados y recomendaciones

El tratamiento del insomnio tiene como objetivo principal mejorar el nivel de satisfacción respecto al sueño, centrándose en intervenciones que lo mejoren. Se debe considerar un abordaje integral, en el que se tenga en cuenta todos los factores contribuyentes. Se conseguirá así mejorar la calidad y cantidad de sueño, reducir la latencia de sueño y los despertares nocturnos, además de incrementar el tiempo total que se está dormido y aumentar el funcionamiento diurno.

Las intervenciones se clasifican en: 

  •  Educación para la salud: conocer la estructura del sueño, influencia de la edad, número de horas necesarias y variaciones individuales, el sueño como reflejo del funcionamiento diurno y viceversa, la importancia del condicionamiento y de los procesos mentales que causan la aparición de un círculo vicioso, el lugar de la medicación en el tratamiento y el efecto de ciertas sustancias.
  • Medidas de control de estimulos e higiene del sueño:
  1. Irse a la cama sólo cuando se tenga sueño
  2. Acostarse y levantarse todos los días, incluidos los fines de semana, a la misma hora.
  3. Evitar quedarse en la cama despierto más tiempo del necesario
  4. Evitar las siestas durante el día
  5. Evitar el consumo de cafeína tras la comida.
  6. No consumir alcohol o hipnóticos antes de dormir.
  7. Evitar comidas copiosas antes de acostarse
  8. Mantener condiciones ambientales adecuadas para dormir (temperatura, ventilación, ruidos, luz) .
  9. Evitar actividades estresantes en las horas previas de acostarse
  10. Realizar un ejercicio físico moderado al final de la tarde.
  11. Practicar ejercicios de relajación antes de acostarse
  12. Tomar baños de agua a temperatura corporal por su efecto relajante
  13. No utilizar pantallas (televisión, tablet, ordenador, móvil) antes de acortarse.
  • Intervenciones psicológicas:
    • Técnicas conductuales: modificar las conductas y cogniciones aprendidas con respecto al sueño y que son factores que perpetúan o exacerban las perturbaciones del sueño. Estos factores pueden deberse a malos hábitos de sueño (por ejemplo, permanecer demasiado tiempo en la cama), a patrones irregulares de sueño-vigilia (despertarse a diferente hora) y a la hiperactivación psicofisiológica.
    • Técnicas cognitivas: tienen el objetivo de identificar y analizar los pensamientos y creencias disfuncionales en relación al sueño o sobre las consecuencias del insomnio. También se trata de reducir la ansiedad anticipatoria (miedo a no dormir) que se produce antes de irse a la cama y que precisamente no permite conciliar el sueño.
  • Intervenciones farmacológicas: si las medidas de higiene del sueño y terapia cognitiva no son suficientes, es una medida que puede ayudar dentro del modelo de tratamiento integral del insomnio. Para el establecimiento de la terapia farmacológica, se tiene que tener en cuenta diversos factores: síntomas, objetivos del tratamiento, respuestas a tratamientos pasados, preferencias, coste del fármaco, disponibilidad de otros tratamientos, otras enfermedades, contraindicaciones e interacciones con otros medicamentos y efectos secundarios.
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