Alimentación en el lactante

Los primeros dos años de la vida del niño son especialmente importantes, puesto que la nutrición óptima durante este periodo reduce la morbilidad y la mortalidad, así como el riesgo de enfermedades crónicas, y mejora el desarrollo general.

Datos:

  • De acuerdo con la Convención sobre los Derechos del Niño, todos los lactantes y niños tienen derecho a una buena nutrición.
  • Un 45% de las defunciones de niños se asocia a la desnutrición.
  • 52 millones de niños menores de 5 años presentan emaciación, que es una forma de malnutrición potencialmente mortal que provoca una delgadez y debilidad extremas en los niños, 17 millones padecen emaciación grave, y 155 millones sufren retraso del crecimiento, mientras que 41 millones tienen sobrepeso o presentan obesidad.
  • Aproximadamente un 40% de los lactantes de 0 a 6 meses se alimentan exclusivamente con leche materna.

La OMS y UNICEF recomiendan:

  • Inicio inmediato de la lactancia materna en la primera hora de vida.
  • Lactancia exclusivamente materna durante los primeros seis meses de vida.
  • Introducción de alimentos complementarios seguros y nutricionalmente adecuados a partir de los seis meses, continuando la lactancia materna hasta los dos años o más.
  • Las recomendaciones se han revisado para tener en cuenta también las necesidades de los lactantes cuyas madres están infectadas por el VIH. Los tratamientos antiretrovíricos actuales permiten que estos niños tengan una lactancia exclusivamente materna hasta los 6 meses y sigan recibiendo lactancia materna al menos hasta los 12 meses con un riesgo significativamente menor de transmisión del VIH.

Lactancia materna

La lactancia exclusivamente materna durante los primeros seis meses de vida aporta muchos beneficios tanto al niño como a la madre:

  • Protección frente a las infecciones gastrointestinales.
  • El inicio temprano de la lactancia materna (en la primera hora de vida) protege al recién nacido de las infecciones y reduce la mortalidad neonatal.
  • Fuente esencial de energía y nutrientes durante las enfermedades, y reduce la mortalidad de los niños malnutridos.
  • Menos probabilidades de padecer sobrepeso u obesidad.
  • La mayor duración de la lactancia materna también contribuye a la salud y el bienestar de las madres.
  • Reduce el riesgo de cáncer de ovarios y de mama.
  • Método anticonceptivo.

Alimentación complementaria

Alrededor de los seis meses, las necesidades de energía y nutrientes del lactante empiezan a ser superiores a lo que puede aportar la leche materna, por lo que se hace necesaria la introducción de una alimentación complementaria.

Los principios rectores de una alimentación complementaria apropiada son:

  • Seguir con la lactancia materna a demanda, con tomas frecuentes, hasta los dos años o más.
  • Mantener una buena higiene y manipular los alimentos adecuadamente: Se recomienda que las verduras estén cocinadas al vapor o cocinadas con muy poca cantidad de agua, y durante un periodo corto de tiempo (tapando el recipiente), para minimizar las pérdidas de nutrientes.
  • Ofrecer alimentos variados y ricos en nutrientes.
  • Durante las enfermedades, aumentar la ingesta de líquidos, incluida la leche materna, y ofrecerles alimentos blandos y favoritos.
  • Los cereales tanto con gluten como sin gluten se pueden ofrecer a partir de los 6 meses, preferiblemente en los formatos integrales. Se pueden consumir los cereales en forma de pasta, arroz, pan, etc.
  • Se desaconseja el consumo de cereales tipo papilla por la elevada proporción de azúcares y en cualquier caso no deben consumirse en biberón.
  • Es importante introducir las frutas, verduras y hortalizas. La inclusión temprana favorece que, a largo plazo, sean consumidos por los niños de forma habitual. Además, se recomienda consumir la fruta entera, no como zumos, puesto que favorecen el desarrollo de sobrepeso/obesidad y de caries.
  • Alimentos de consistencia dura, como los frutos secos, palomitas, manzana o zanahoria cruda, o aquellos que en forma esférica (uvas, rodajas de salchichas, cerezas, olivas, etc.) presentan un elevado riesgo de atragantamiento en los bebés. Es por ello que se debe evitar su consumo hasta los 5 años y se deben ofrecer en forma de cremas o molidos, o cortados longitudinalmente (por ejemplo, un grano de uva se puede ofrecer a cuartos o medios)
  • Los alimentos se deberán introducir de uno en uno para observar el comportamiento del bebé o, más raramente, detectar intolerancias o alergias.
  • La leche de vaca, oveja o cabra no se dará nunca antes del año, posteriormente se podrán incorporar también yogures sin azúcar o queso sin sal en pequeñas porciones todo ello sin desplazar a la leche materna en caso de que continúe tomando pecho.
  • Evitar que el niño coma mientras ve la televisión, el móvil o cualquier tipo de pantalla.
  • No utilizar los alimentos como recompensa o castigo, la comida es un acto social.

VIH y alimentación del lactante

La lactancia materna, y en especial la lactancia exclusivamente materna y precoz es una de las formas más importantes de mejorar las tasas de supervivencia del lactante. Sin embargo, las mujeres infectadas por el VIH pueden transmitir el virus a sus hijos durante el embarazo o el parto, y también a través de la leche materna.

Las pruebas existentes revelan que la administración de antirretrovíricos (tratamiento para esta enfermedad) a la madre infectada por el VIH o al niño expuesto al virus puede reducir de forma significativa el riesgo de transmisión a través de la leche materna y también mejorar la salud de la madre.

La OMS recomienda actualmente que todas las personas infectadas por el VIH, incluidas las embarazadas y las madres que amamantan a sus niños, tomen medicamentos antirretrovíricos de por vida en cuanto sepan que han contraído la infección.

 

Para saber más: