Cáncer de pulmón

El cáncer de pulmón es uno de los cánceres más comunes en el mundo tanto en hombres como en mujeres, con más de 2 millones de nuevos casos al año. A nivel mundial el cáncer de pulmón supone un 18,40 % del total de muertes por cáncer. Se trata, por tanto, de un problema de salud de primera magnitud.

Uno de los problemas más graves en el cáncer de pulmón es que presenta síntomas fundamentalmente en fases avanzadas, por lo que el diagnóstico sea tardío en una proporción elevada de personas.

Las tasas de supervivencia en cáncer de pulmón son bajas comparadas con otros tipos de cáncer, con una supervivencia a los 5 años del 13 %.

Sintomas

Los síntomas son muy distintos en cada persona. Algunas personas tienen síntomas relacionados con los pulmones, en otras, si el cáncer se ha extendido puede causar síntomas en la parte afectada. Los síntomas pueden ser:

  • Tos persistente o que empeora
  • Dificultad para respirar
  • Tos con sangre
  • Sensación de cansancio todo el tiempo
  • Pérdida de peso sin que exista causa

 

Factores de riesgo

  • Consumo de cigarrillos: depende de la dosis y aumenta de manera marcada según el número de cigarrillos fumados cada día y el número de años de consumo. En promedio, los fumadores activos se enfrentan a un riesgo casi 20 veces más alto de cáncer de pulmón en comparación con las personas que nunca han fumado.
  • Exposición pasiva al humo de tabaco: En comparación con las personas no fumadoras sin exposición pasiva al humo de tabaco, las personas que no fuman pero que se exponen de manera pasiva al humo de tabaco tienen un aumento de riesgo de cerca del 20 % de cáncer de pulmón.
  • Exposición a la radiación: aumento de riesgo que sigue un gradiente de dosis-respuesta; el aumento del riesgo es más pequeño cuando el nivel de exposición es bajo y el riesgo aumenta más cuando el nivel de exposición es alto.
  • Exposición ocupacional a carcinógenos pulmonares: la exposición en el lugar de trabajo al asbesto, arsénico, berilio, cadmio, cromo y níquel aumenta la incidencia y mortalidad por cáncer de pulmón.
  • Contaminación atmosférica: en comparación con las categorías de exposición más bajas, aquellas personas en las categorías de exposición más altas tienen un aumento de riesgo de cáncer de pulmón de cerca del 40 %.

Tipos:

El cáncer de pulmón ocurre cuando las células normales del pulmón para a ser células anormales que crecen fuera de control, hay varios tipos de cáncer y algunos avanzan más rápido que otros.

Se hace una división en dos tipos generales de cáncer de pulmón. Esta clasificación inicial responde a diferentes tipos de tratamiento.

  • Cáncer de pulmón de células pequeñas o microcítico (CPCP o CPM). Es el cáncer de pulmón menos común, supone alrededor del 15%. Está fuertemente relacionado con el hábito tabáquico. Tiene un rápido crecimiento y diseminación, por ello, rara vez se trata con cirugía. Suele emplearse la quimioterapia, sola o con radioterapia. 
  • Cáncer de pulmón de células no pequeñas o no microcítico (CPCNP o CPNM). Es el tipo de cáncer más común. Este tipo de cáncer se compone de otros subtipos cuyos tipos de tratamiento son similares. 
  • Adenocarcinoma. Se origina normalmente en células que generan mucosa, sobre todo de la parte periférica del pulmón. Afecta tanto a personas fumadoras como no fumadoras, jóvenes y más frecuente en mujeres que en hombres. Hay un tipo llamado adenocarcinoma in situ que se encuentra solo en las capas superiores de las vías respiratorias y suele tener un pronóstico favorable.
  • Carcinoma de células escamosas. Se originan en las células planas (de ahí su nombre) que recubren el interior de las vías respiratorias. Suele estar relacionado con el hábito tabáquico. Por lo general se encuentra cerca de las vías respiratorias principales como son los bronquios, es decir en la parte central del pulmón.
  • Carcinoma de células grandes o carcinoma indiferenciado. Puede aparecer en cualquier parte del pulmón y, al igual que el cáncer de pulmón microcítico, tiende a crecer y propagarse de forma rápida.
  • Carcinoma adenoescamoso. Es un tipo de cáncer menos frecuente. Es la combinación del adenocarcinoma y el carcinoma de células escamosas. Suele ser muy agresivo.

Tratamiento:

Se procederá a elegir un tratamiento frente al cáncer de pulmón y sus posibilidades de aplicación después, no solo de haberlo diagnosticado, sino de conocer las características de cada caso concreto:

  • Tipo de cáncer.
  • Tamaño, localización y si extensión a otras partes del cuerpo (metástasis).
  • Edad, estado de salud general y cualquier afección de la persona.
  • Grado de afectación de los efectos secundarios.
  • tratamientos oncológicos previos.
  1. Cirugia: Es la opción habitual para las personas con un estado de salud general bueno y cuyo cáncer de pulmón se encuentra localizado (sin metástasis) y en etapa temprana. Esta práctica consiste en extirpar completamente todas las células tumorales. El tamaño y ubicación del tumor determinarán el tipo de cirugía a practicar, se puede retirar parte del pulmón o todo entero.

La cirugía puede necesitar de otros tratamientos dependiendo de la extensión del cáncer que son:

  1. Quimioterapia: La quimioterapia son fármacos que ralentizan el crecimiento y reproducción de todas las células en general, pero en especial, las cancerosas. Esto puede significar la reducción del tumor e, incluso en ocasiones, hacerlo desaparecer por completo.
  2. Radioterapia: Aplicación de radiación de rayos X de alta energía que puede destruir células cancerosas.
  3. Inimunoterapia: pretende estimular el sistema inmunitario de la propia persona paciente para que reconozca las células tumorales como malignas. Además, con ella se consigue que el sistema inmunitario ataque solo a aquellas células cancerígenas, dejando a las células sanas intactas, reduciendo así la toxicidad de los fármacos

Recomendaciones y cuidados

Los diferentes tratamientos tienen secuelas que afectan a la vida de las personas supervivientes. Es lógico pensar que una cirugía en la que se retira una parte o todo el pulmón puede conllevar dificultades respiratorias o que ciertos tratamientos pueden generar fibrosis en el pulmón.

Por ello, tanto durante el proceso como después de él, es importante que se mantengan unos hábitos de vida saludables, con una alimentación equilibrada, la práctica de ejercicio y la evitación de factores de riesgo.

  • ¿Qué pasa si fumo?

Si fuma, intente dejarlo. Las personas que sobreviven a un cáncer de pulmón tienen más probabilidades de volver a padecerlo si fuman. En comparación con el riesgo de las personas que continúan fumando, quienes abandonan el tabaco obtienen una reducción del 30 % al 60 % en la mortalidad por cáncer de pulmón después de 10 años de haber dejado de fumar.

  • Actividad física:

La actividad y el ejercicio físico son importantes durante y tras el tratamiento del cáncer ayudan a mejorar la capacidad respiratoria, a fortalecer la musculatura y a aliviar la dificultad respiratoria y la fatiga.

Es recomendable, siempre que se pueda, seguir una rutina de ejercicios durante todo el proceso de la enfermedad. La incorporación de estas rutinas de ejercicio ayuda a las personas a afrontar o reducir el impacto de los síntomas de los tratamientos y a mejorar su estado de ánimo.  

  • Nutrición

Las personas supervivientes de cáncer pueden tener deficiencias en el sistema inmune y presentar cicatrices debido a los tratamientos y al propio cáncer. Los hábitos nutricionales incorrectos pueden conllevar una pérdida de peso, menor capacidad física y, lo más importante, un riesgo alto de infecciones.

El soporte nutricional asistido por profesionales con experiencia en casos oncológicos aporta considerables beneficios y mejora de la calidad de vida, tanto para pacientes en tratamiento como para supervivientes.

  • Bienestar emocional

Durante el periodo de enfermedad y tratamiento, acciones como terapias cognitivas conductuales o grupos de apoyo, pueden permitir manejar el estrés, asimilar los cambios físicos y psicológicos asociados a la enfermedad y permiten un mejor autocuidado.

Cuando se ha superado la enfermedad, aunque pueda parecer contradictorio la supervivencia al cáncer también conlleva un impacto psicológico. Tras un tiempo prolongado en tratamiento, con visitas médicas frecuentes, pendientes de la enfermedad, las personas supervivientes pueden tener sentimientos opuestos simultáneamente, alegría o felicidad y confusión o preocupación.

Así, las personas afectadas tienen al mismo tiempo sensaciones positivas y optimismo y también experimentan cierto sentimiento de abandono porque no se encuentran bajo una estrecha supervisión médica.

Por ello, la terapia psicológica es clave en personas que necesitan ayuda para gestionar la vuelta a una vida en la que el cáncer ya no ocupa gran parte de su tiempo. La reincorporación al trabajo, las relaciones, la aceptación de una rutina médica menos intensa, pueden afrontarse si se tienen las herramientas emocionales para aceptar la nueva situación.

Para saber más: