Artrosis

 A nivel mundial, se calcula que 500 millones de personas tienen artrosis y en España la cifra se sitúa en los 7 millones de pacientes. Además, es la primera causa de incapacidad permanente y la tercera de incapacidad laboral temporal. A pesar de su impacto social, se ve como una patología lejana, asociada a la vejez. Sin embargo, además de afectar a las personas mayores, cada vez se detecta con más frecuencia en mujeres postmenopáusicas, deportistas e incluso jóvenes.

  La artrosis, también conocida como osteoartrosis u osteoartritis (OA), es una enfermedad articular degenerativa que afecta tanto al cartílago, el cuál es el tejido firme, pero flexible, que cubre los extremos de los huesos en una articulación que da forma y apoyo a otras partes del cuerpo y ayuda a moverse al permitir que los huesos se deslicen por encima de los otros de esta articulación, como al hueso y tejidos blandos de la articulación. Forma parte de las enfermedades reumáticas. Puede darse en cadera, rodillas, manos, pies y columna vertebral, siendo las tres primeras las más frecuentes.

¿Qué síntomas produce?

 Produce dolor y afecta directamente a la movilidad y autonomía de la persona que la sufre con el desgaste psicológico que ello supone. Se asocia a otros problemas de comorbilidad como la hipertensión o las enfermedades cardiovasculares entre otros.

Los síntomas de la artrosis aparecer poco a poco. Inicialmente aparece el dolor asociado al movimiento y al esfuerzo al que se somete la articulación, aunque en esta primera fase el dolor cesa con el reposo. En un segundo estadio el agravamiento de la artrosis hace que el dolor aparezca tras el reposo y el ejercicio, por lo que el malestar es más continuado y prácticamente constante. Otro síntoma característico de la enfermedad es la incapacidad progresiva de la función articular que lleva a la larga la pérdida de la movilidad.

 

¿Qué lo produce?

Múltiples causas pueden contribuir al desarrollo de la artrosis. Los cambios degenerativos en el cartílago pueden producirse por tensión, compresión o cizallamiento en las zonas de carga. Aunque no es una enfermedad claramente hereditaria, sí tiene un componente de riesgo genético, que, junto con otros factores, hace que aparezca con más facilidad en personas que tienen algún antecedente familiar.

 

Factores de riesgo de artrosis:

  • Obesidad
  • Falta de ejercicio físico
  • Malas posturas

Son factores modificables que puede cambiar el propio paciente junto con la ayuda y consejo de un profesional sanitario, llegando a retrasar o incluso a prevenir el desarrollo de la enfermedad.  

 

 

Recomendaciones y cuidados

    Lo más importante es realizar una buena educación sanitaria que le ayude a llevar el dolor de una forma controlada y sin afectar a su calidad de vida.

  • Afrontamiento de la enfermedad:

La educación sanitaria en el paciente con artrosis debe tener como objetivo enseñarle a vivir con una actitud positiva para mantener una buena calidad de vida a pesar de sus limitaciones.

  • Actividad física:

Se deben instaurar actividades adecuadas evitando sobrecargas, modificando posturas incorrectas, realizando ejercicio físico adaptado y evitando movimientos repetitivos. Una de las medidas no farmacológicas más importantes para aliviar el dolor en esta enfermedad es realizar reposo ante cualquier episodio de dolor agudo. Tras el reposo, se debe aconsejar una deambulación progresiva, pues nunca se debe indicar reposo absoluto durante mucho tiempo, ya que podría favorecer también la atrofia muscular y la progresión de la artrosis.

  • El ejercicio físico como el ciclismo y la natación puede ejercer un papel protector en el desarrollo y evolución de la enfermedad, ya que las articulaciones soportan menos peso con estas actividades.
  • Los ejercicios de extensión de la articulación afectada, sin soportar grandes pesos, podría fortalecer los músculos extensores y por tanto favorecer la fuerza de la articulación, disminuyendo los daños ejercidos sobre ésta y por ende mejorando la evolución de la artrosis. Estiramientos de extremidades.
  • Saltar, correr, levantar pesos, escalada, deportes con traumatismos repetidos y hacer posturas antinaturales en algunos entrenamientos pueden sobrecargar las articulaciones y lesionar el cartílago.
  • Alimentación saludable:

La artrosis en pacientes con obesidad se produce fundamentalmente en las articulaciones que soportan el peso, que va degenerando la estructura y la biomecánica de los tejidos. En los pacientes con obesidad se acelera el proceso de destrucción del cartílago de las articulaciones, lo que compone la base de la artrosis, dietas que se considera que favorecen y ayudan a combatir los cuadros inflamatorios. Entre estos alimentos se encuentran los siguientes:

  • Alimentos ricos en vitamina C: verduras crucíferas con el brócoli y la col sobre todo. También podrían incluirse los espárragos, pepinos, zanahorias, calabacines, lechuga y pimientos, así como frutas (naranjas, limón, fresas, piña, sandía y manzanas). La vitamina C actúa en la síntesis del colágeno, y el colágeno tipo II es el que se encuentra principalmente en el cartílago articular. 
  • Alimentos ricos en omega-3: pescado azul, frutos secos (en especial las nueces), el aceite de oliva, soja y algunos mariscos. Podrían ayudar a combatir el dolor y el deterioro funcional. 
  • Alimentos ricos en selenio: es un potente antioxidante. En ellos están las nueces de Brasil, los copos de avena, semillas de calabaza, champiñones, judías, pepino, cebolla y ajo.
  • Alimentos ricos en fibra: disminuyen la inflamación y el dolor. Se incluyen los cereales integrales, así como vegetales como la alcachofa, brócoli, guisantes o nabos. 
  • Alimentos crudos: mayor contenido en vitaminas y minerales. 

Se han considerado una serie de alimentos perjudiciales para la artrosis. Entre ellos se encuentran los alimentos ricos en azúcares refinados (azúcar, bollería, pasteles, margarina), alimentos ricos en purinas y ácido úrico que afectan directamente a las articulaciones en forma de artritis y los alimentos ricos en grasas saturadas (embutidos y otros alimentos procesados, algunas carnes)

  • Tratamiento farmacológico con fármacos analgésicos y antiinflamatorios de acción rápida: debe de ser individualizado y ajustarse en función de la articulación dañada. Los objetivos son:
  • Controlar el dolor.
  • Reducir la progresión.
  • Mantener la funcionalidad de la articulación.
  • Tratamiento quirúrgico: prótesis en la articulación dañada.
Para saber más: